Primero bajamos a comer al Faro de Jandía, y tras recorrer 15 kilómetros por pistas de tierra, llegamos a nuestro destino.
Después de comer, como nos pareció poco recorrido por pistas de tierras, bajamos a Cofete, otra hora y media de carretera de tierra para llegar.
Mereció la pena todo ese recorrido, un lugar salvaje, apartado y mágico.
Fue la única vez que necesitamos ayuda con la furgo, tanto nos acercamos a la orilla, que al final se enterró en la arena, gracias a unos turistas la pudimos empujar y sacarla de allí.
Después de eso, la dejamos aparcada junto al antiguo cementerio para nosotros salir a conocer el lugar.
Pudimos disfrutar de la puesta de Sol en Cofete.
Y al regresar a Morrojable, ya de noche, cena y a dormir junto a la playa.
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